Los que se encuentran en la mitad del “sándwich” en las organizaciones son los nuevos gerentes, sobre ellos recae la responsabilidad de trasladar y garantizar el despliegue de las estrategias que garanticen la operatividad, liquidez y la reputación de las empresas que tendrán como único objetivo salir a flote. Las fórmulas y plazos de promocionar el talento tendrán que cambiarse o acelerarse porque tendremos que hacer más con menos, es momento de poner el desafío por encima de la capacidad. Los líderes estarán muy ocupados resolviendo crisis, tendrán que confiar en la persona que todavía no estaba preparada, y que lo hará bien.
Los nuevos gerentes tendrán que dar respuesta rápida y justificar porque fueron elegidos. Sin embargo, no todos saben cómo empezar porque están viviendo su primera crisis. La caída de la bolsa a nivel mundial de 1998 los cogió en las aulas, después han tenido que lidiar con olas medianas, pero no con el maremoto que están viviendo.
Un amigo me comento que tiene que validar las expectativas de su trabajo con su líder de forma diaria, cuando antes lo hacía de forma semanal o mensual, la coyuntura los obliga a vivir una suerte de gestión de prueba y error, donde tienen que asumir riesgos calculados, así como aprender y desaprender rápido. Es decir, la famosa competencia de flexibilidad y adaptabilidad tendrá que ser un no negociable en el estilo de liderazgo necesario para superar la crisis.
El uso de la tecnología no debe ser la preocupación de los nuevos gerentes, perder la interacción social por el teletrabajo es la preocupación. La seguridad que me otorgaba ver al equipo sentado en la oficina no se puede trasladar al teletrabajo, ver la cara de todos en la pantalla para verificar que están trabajando es algo no sostenible para alcanzar los resultados. Los nuevos gerentes tienen que aprender a delegar y construir relaciones de confianza a través de las cámaras del computador o celular, asimismo que los momentos de break que nos dábamos en la oficina para tomar un café, son reemplazados para monitorear que hacen los niños, llevarlos al baño o mirar si la comida ya está lista, es cuando nos debemos permitir ser más humanos, y recordar que antes que profesionales, somos personas.
Nadie estaba preparado para esta etapa, ni existe una fórmula secreta. Cada gerente encontrará lo que funciona para él/ella y su equipo, tendrá que apelar al trabajo colaborativo y abrir conversaciones personales porque la empatía será primordial para dar el mensaje al sistema que estamos en el mismo barco, como dijo el Libertador José de San Martín:
“Hace más ruido un sólo hombre gritando que cien mil que están callados”, los nuevos gerentes tendrán que ser la voz del líder para pintar la cancha de las acciones al equipo y garantizar el cumplimiento de los resultados».
Un artículo escrito por nuestro CEO, Alfredo Alfaro.
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